Pero a la vez tiene una apariencia distinta, pues los discípulos no lo reconocen inmediatamente, como siquiera en otras manifestaciones suyas.El resucitado es el mismo que fue crucificado (no es un espectro), lo confirma el hecho de que les muestra sus manos y el costado, con las cicatrices de la crucifixión.«La mansedumbre y humildad de Jesús